Historias y relatos de terror

lunes, 20 de julio de 2020

Henry Lee Lucas

Fue uno de los asesinos en serie más sanguinarios y violentos de la historia de Estados Unidos. El criminal confesó haber matado a más de cien personas entre los años 1960 y 1970 en los estados de Florida, Oklahoma, Virginia Occidental y Luisiana. Sin embargo, solo pudo confirmarse su responsabilidad en tres de esas muertes. Una de esas víctimas fue su propia madre.

Tras su detención y hasta hoy día, Henry es considerado como uno de los psicópatas más terribles no solo por la cantidad de asesinatos que cometió, sino también por la violencia y el odio presente en cada uno de ellos. 

Sin embargo, debido a que todos sus crímenes no pudieron ser comprobados, a menudo se habla de Henry Lee Lucas como el asesino inventado. Algunos dicen que las autoridades aprovecharon su confesión para endosarle todos los casos que se encontraban sin resolver.

La vida de este asesino fue la típica historia de violencia y abusos que han sufrido la mayoría de los asesinos seriales. La crudeza y la crueldad que enfrentó durante su infancia fue sin duda el factor que determinó lo que sería el resto de su vida.

Su infancia y vida familiar

Henry Lee Lucas nació el 23 de agosto de 1937 en Blacksburg, Virginia, Estados Unidos. Creció en el seno de una familia pobre y completamente desestructurada, sin ningún tipo de valores y llena de crueldad.

Su padre se llamaba Anderson Lucas y debido a un accidente ferroviario perdió sus dos piernas. Pasaba sus días en casa sin hacer nada, más que emborracharse a diario. Su madre se llamaba Viola Lucas y era prostituta. Era una mujer muy autoritaria y con mal carácter. Esta solía abusar física, emocional y hasta sexualmente de Henry, así como de su esposo.

Este chico era solo uno de los nueve hijos que tuvo Viola. Pero este fue el que más sufrió los abusos de su madre. Se dice que solo los más grandes eran hijos de Anderson y que los demás fueron el resultado del trabajo como prostituta de Viola.

Los niños que nacían en la familia no se quedaban con la madre. Para su suerte, la mayoría fueron dados en adopción o el estado se hizo cargo de ellos. Henry no tuvo las mismas oportunidades, por lo que su infancia transcurrió en este terrible ambiente.

Problemas de la madre
Su madre sufría constantes ataques de ira, la cual descargaba sobre la primera persona que veía. Generalmente el maltrato iba dirigido a su esposo inválido y alcohólico, pero después dirigía su violencia hacia Henry.

Tanto era así que el niño perdió su ojo izquierdo a muy temprana edad, a causa de una paliza. Estos constantes golpes también hicieron que no pudiera desarrollar correctamente su capacidad intelectual. De hecho se dice que su coeficiente era inferior a 80.

Además de ser golpeado y maltratado psicológicamente de forma continua, Viola obligaba a su hijo a vestirse como niña. Esta lo mandaba al colegio usando vestidos y peinado con bucles.

Así, desde pequeño Henry se convirtió en objeto de burlas en la escuela, no solo por su deformidad en la cara sino también por su vestimenta. Y como si esto no fuera suficiente, la madre también lo forzaba a verla ejerciendo su trabajo como prostituta. Estos traumas serían determinantes en su posterior conducta sádica.

Experiencias sexuales tempranas.

Siendo un niño desnutrido, sin educación y sin nadie que cuidara de él, no pudo desarrollar ninguna habilidad que diera valor o significado a su vida. El horror que vivió desde pequeño lo llevó a tener sus primeras experiencias sexuales a los 13 años aproximadamente. A esta corta edad, el asesino ya había desarrollado unas tendencias sexuales desviadas.

Estos primeros encuentros sexuales no fueron con personas sino con animales. El psicópata solía violar ovejas y perros. Y mientras llevaba a cabo sus actos, les cortaba el cuello. Según contaría años después, sentía un placer inmenso al verlos morir mientras los poseía. Desde su infancia Henry asoció el sexo con la muerte.

En los años posteriores su vida no mejoró. En 1950 su padre murió. El hombre había abandonado la casa tras una pelea con su esposa y unos días después fue encontrado congelado en un bosque cercano a la casa.

Tras esto, el asesino, siendo aún un niño, finalmente huyó y a partir de ese momento comenzó una vida delictiva que no terminaría sino hasta el momento en que fue condenado a muerte.

El inicio de sus crímenes

Henry Lee Lucas pasó su adolescencia entrando y saliendo de reformatorios y de la prisión. Comenzó a involucrarse en peleas y en pequeños robos. En 1954, con tan solo 17 años, fue arrestado y encarcelado en Richmond, Virginia, por robo.

Fue sentenciado a seis años de prisión pero en 1957 escapó y se refugió en casa de una de sus hermanas, quien vivía en Michigan. Sin embargo, fue capturado tres meses después. Intentó fugarse una segunda vez y finalmente fue liberado cuando cumplió cinco años de condena.

Tras salir de la cárcel en 1959, se fue a vivir nuevamente a casa de su hermana. Su madre llamaba constantemente para exigirle que volviera a casa. En 1960 decidió regresar y tras una fuerte discusión, Henry descargó toda la furia acumulada contra ella y terminó matándola con un cuchillo. Le cortó el cuello. Así, su madre se convirtió en su primera víctima.

Segundo arresto

Días después fue detenido en Ohio por tener una actitud sospechosa. Estando en custodia la policía se enteró de que era buscado por el asesinato de su madre, ocurrido en Michigan. Durante el juicio la defensa trató de ganar la simpatía del jurado apoyándose en la terrible niñez del asesino. Sin embargo, no sirvió de nada.

En marzo de 1960, Henry Lee Lucas fue declarado culpable de asesinato en segundo grado y fue sentenciado a pasar entre 20 y 40 años en prisión. Tras conocer el veredicto, el asesino estuvo tranquilo y en ningún momento mostró signos de arrepentimiento ni de remordimiento.

Libertad condicional

Fue enviado a la prisión estatal de Michigan, pero tras dos intentos de suicidio fue internado en el Hospital Estatal de Ionia, una institución psiquiátrica. En 1970, tras haber cumplido 10 años encerrado, salió en libertad condicional.

Al salir de prisión se fue a vivir de nuevo con su hermana hasta que esta lo echó por matar a su perro. Poco tiempo después lo volvieron a encarcelar, esta vez por haber intentado secuestrar a dos adolescentes. Estuvo preso hasta 1975 cuando finalmente recuperó la libertad.

En aquellos años conoció a una viuda que tenía dos hijas pequeñas. Henry y la mujer convivieron durante un tiempo y cuando ella se marchaba a trabajar, el asesino abusaba sexual y psicológicamente de las niñas. Pero luego de un tiempo, el psicópata pareció aburrirse de esa vida y desapareció del lugar.

Sus asesinatos

Henry comenzó una vida como vagabundo por las carreteras y autopistas de Estados Unidos. Iba de un lugar a otro haciendo autostop y hacía todo tipo de trabajos, pero nunca se quedaba demasiado tiempo en un mismo lugar. Así pasó varios años de su vida, llegando a moverse por 16 estados diferentes.

Ottis Toole
Fue durante aquella época que el asesino conoció al que sería su amigo inseparable de crímenes e incluso amante. Ottis Toole no era muy diferente a Henry Lee Lucas. Su prontuario iba desde pirómano y violador hasta psicópata y asesino.

No es de sorprender que ambos personajes se hicieran íntimos amigos. Formaron una pareja casi perfecta. Henry era el inteligente de los dos, y no porque realmente tuviera un gran cerebro sino porque Ottis sufría de un retraso mental.

Pero este era físicamente más fuerte, por lo que las cualidades de cada uno se complementaban para ayudarse a cometer sus fechorías. La combinación de estas mentes enfermas trajo terribles consecuencias. Según contarían tiempo después tras ser apresados, juntos quemaron, violaron y mataron a decenas de personas en diferentes lugares del país.

Relación con Frieda Powell
Hubo un momento en que se establecieron un tiempo en la casa de la madre de Toole. Allí Henry conoció a Frieda Powell (Becky), la sobrina de este, una joven con retraso mental de 15 años con la que posteriormente entabló una relación sentimental.

Tras la muerte de la madre de Ottis, los asesinos y Becky se vieron obligados a volver una vez más a las calles. Pero a este no le gustaba tener que ir con su sobrina, ya que según confesó años después, estaba enamorado de Henry. Esta situación llevó a la separación de la pareja.

Henry y Becky se establecieron en un pueblo llamado Ringgold, en Texas. Comenzaron a vivir en casa de una anciana llamada Kate Rich, con quien entablaron una amistad. Sin embargo, un tiempo después la familia de la abuela los obligó a marcharse. La pareja se mudó al poblado de Stoneburg.

Regreso a Florida
Allí conocieron a un reverendo llamado Rubén Moore, quien además de ofrecerles cobijo, también les dio trabajo. Pero a Becky no le gustaba mucho aquella vida y comenzó a presionar a Henry para volver a Florida. Un día esta lo convenció de regresar. En agosto del 1982 se subieron en un autobús, pero al día siguiente el asesino volvió al pueblo diciendo que Becky lo había abandonado.

Luego se conocería que lo que realmente había ocurrido es que luego de una discusión, Henry terminó con el asunto clavándole un cuchillo en el corazón a Becky. Después de matarla, la violó y la enterró en el campo. Así, después de haber asesinado a su novia y al volver al pueblo, atacó a la anciana con la que habían vivido.

Se la llevó engañada con la historia de que Becky lo había abandonado y en el camino la acuchilló. Según la historia contada por el mismo asesino, después de apuñalarla se excitó y violó el cadáver de la anciana. Posteriormente escondió el cuerpo en una cañería y días después lo incineró.

Su detención y condena
A este punto, su arresto era solo cuestión de tiempo. La policía ya estaba realizando pesquisas cuando Henry fue detenido por portar un arma. Tras un par de interrogatorios, el asesino empezó a confesar sus crímenes.

No solo confesó ser el responsable de la muerte de la anciana sino también de Becky. El criminal dio detalles del paradero de los cuerpos. Y sin tener ningún tipo de presión, el psicópata confesó docenas de asesinatos de los que ni siquiera era sospechoso.

El asesino aseguró que llevaba 10 años matando y luego hizo confesiones de asesinatos que hasta aquel momento no habían sido resueltos. Primero habló de diez, luego pasó a cuarenta y luego el número pasó a más de 100.

El criminal confesó asesinatos de todo tipo pero luego comenzó a creerse que no eran ciertos. Ottis también fue arrestado y dio detalles de los asesinatos que cometieron juntos.

Condenas

Ottis Toole fue condenado a cadena perpetua y Henry Lee Lucas fue sentenciado a la pena de muerte. La fecha fue fijada para 1988, sin embargo, a última hora fue aplazada. Tras las investigaciones, el asesino se retractó de todo lo que había confesado, diciendo que lo había hecho por la fama y la atención que eso trajo hacia él.

Aunque aseguró que el único crimen que había cometido fue el de su madre, no se pudo librar del asesinato de Frieda Powell, alias Becky ni de la anciana. La pena capital fue conmutada a cadena perpetua, y murió el 13 de marzo de 2001 como consecuencia de un paro cardiaco.

Perfil psicológico de Henry Lee Lucas

Cuando estaba cumpliendo condena por la muerte de su madre, Henry Lee Lucas fue diagnosticado por un psicólogo como un sujeto inadaptado, que era constantemente asaltado por sentimientos de inferioridad e inseguridad. Era un psicópata, sádico, suicida y con desviaciones sexuales.

Para aquella época, cuando estuvo en la institución mental, fue sometido a técnicas de electroshock, una situación que destruyó la poca personalidad que aún le quedaba.

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